Repatriacion del Cuerpo de Melvin Altamirano
Hola, mi nombre es Roberto Carlos Altamirano. El de la foto y el de el video es mi hermano Melvin Abel Altamirano Ruiz.
Debido a la crisis humanitaria y economica que se esta viviendo en Nicaragua, mi hermano junto a un grupo de soñadores salieron rumbo al país del Norte, Estados Unidos, con el fin de encontrar una vida más digna para él y sus familias. Desgraciadamente, mi hermano no pudo cumplir su sueño y el día de ayer Domingo 1 de agosto, un grupo de sicarios invadió Albergue “Jesús El Buen Pastor” en la Ciudad de Tapachula, Estado de Chiapas donde mi hermano y otros migrantes estaban alojados mientras esperaban el momento oportuno para cruzar la frontera. Mi hermano Melvin y Oscar, amigos de infancia resultaron heridos. Sin embargo, Oscar falleció, pero mi hermano sigue peleando por su vida en un hospital en la ciudad de Tapachula.
Quiero decirles que si la vida no nos hubiese puesto en esta situación, la idea de abandonar nuestro terruño y dejar atrás a la familia y a las amistades jamás había pasado por nuestras mentes, pero la necesidad nos obliga. Son decisiones difíciles, puesto que conllevan el abandono de un proyecto de vida que hasta entonces parecía sólido y duradero. Mi hermano Melvin y Oscar atrás dejaron una historia, una identidad, el sentimiento de pertenencia. Y hoy más que nunca esa fractura, dolorosa y traumática, es el común denominador de todos los migrantes.
Atreves de esta plataforma, nuestra familia pide de su ayuda y colaboración para poder sufragar los gastos y viajar a México a ver a Melvin. El estado de salud de Melvin es delicado y las autoridades mexicanas han solicitado la presencia de familiares para determinar el futuro de la salud de mi hermano ya que el corre el riesgo de perder una pierna y en el peor de los casos, la muerte.
Los nicaragüenses sabemos lo que es dejar el país. También conocemos las consecuencias duraderas de esos forzosos desplazamientos: el menosprecio, la soledad y la zozobra que produce el desarraigo no es en nada parecido a un viaje turístico. Sabemos que dicha situación puede sufrirla cualquiera en algún momento de su vida. Por todo ello sabemos que nuestro anhelado bienestar nunca pasa por envidiar la nacionalidad de nuestros vecinos. Todos somos, al fin y al cabo, ciudadanos de un mismo mundo