Maria Jorge Memorial Fund

María Agustina Jorge Cruz, mejor conocida como Mary Jo, esposa abnegada de Jose Luis Rocha,  madre ejemplar de dos mágicas princesas Alison y Hania, hija excepcional, hermana amorosa; sin duda el acto de amor más grande que Mary pudo experimentar en su vida fue justamente a través de su increíble familia.

Mary, me piden hablar de ti y las palabras no encuentran orden ni consuelo ante este momento, pero la grandeza de tu espíritu prevalece, la pureza de tus actos, palabras y el amor que de forma incondicional dabas a los tuyos, son mis recuerdos a esta hora, y mi sonrisa se vislumbra ante la tristeza al pensar en ti.

Naciste un 18 de febrero de 1972 en la ciudad de Orizaba México, mujer católica y Mariana, entregada a su fe y amor en cristo, llegaste a mi vida como un regalo. Hace 4 años llegaste a Estados Unidos con la promesa de un fructífero porvenir, y ellos como toda pareja creyente y fiel a Dios y a la virgen, emprenden este nuevo camino que les había trazado Dios el 2013 dejando su vida en México confiados como siempre en la promesas de Dios en esa gran fe que le identifica. Ella me enseñaba lo grande que es Dios y su devoción familiar a la virgen María, compartiendo conmigo testimonio de cómo la virgen en ocasiones se le reveló y curó a su hija; eso fue ella una hija predilecta de Dios.

Mary iba diario al santísimo, iba sin falta a la celebración de la misa y pertenecía a varios ministerios en la iglesia a la cual ambas asistíamos. desde el primer momento se enamoró de la Iglesia y la parroquia. Cuando hablaba con ella podía sentir esa paz y aura con la que enseñaba a los demás acerca de Dios, con esa bella personalidad que la hacía una espléndida madre, esposa, hija y una amiga increíble. Sus consejos siempre estaban dirigidos al amor de familia, a valorar y amar a nuestros cercanos, y justo eso me acompañara de ahora en adelante cada vez que piense en ella. Porque nunca te iras, siempre tu recuerdo estará presente en cada uno de los te conocimos y que atreves de ti el Señor nos enseñó tantas cosas maravillosas en pocas palabras, mujer de mucha fe en Dios y amor por su familia, y ganarse un lugar privilegiado en nuestras vidas por su ejemplo inspirador. Mujer de Fe, mujer de amor que entregó su corazón plenamente a Dios.

Por ello, aún en estos momentos tan duros e inexplicables, tu fortaleza inquebrantable en Dios querida Mary me permite garantizar que ya estás en sus adorados brazos contemplando su piadosísimo rostro junto a nuestra madre celestial. Que desde aquel infinito paraíso pozas tu mirada amorosa en aquellos quienes desde acá te amamos y seguiremos amando, nunca te iras de nuestras vidas ahora estarás mas presente que nunca con tan solo recordar tu carácter y tu vida ejemplar tu amor vivira para siempre hasta que nos volvamos a encontrar.

Nuestro padre eterno, en su insondable amor sea nuestro mayor consuelo, sabiendo que tú ya confiabas en su promesa y amor, hoy nos llenamos de consuelo en la certeza de que el amor es lo más grande e inagotable que existe y proviene justamente de Dios.

Gracias por ser ejemplo de bien, por ser semilla de nuestro señor Jesucristo en tu paso por esta vida terrenal, y que más pronto que tarde nos vamos a encontrar en el banquete celestial, donde no existe llanto, ni dolor, sólo la gloria eterna de nuestro señor.