En memoria de Jacinto Mateo

Mi nombre es Hilda Hernández y estoy compartiendo una parte muy personal de mi vida. El martes 13 de agosto perdí a mi amado esposo Jacinto Mateo después de su valiente batalla contra el cáncer. Su fallecimiento ha sido increíblemente devastador para nosotros.

Jacinto y yo fuimos bendecidos con dos hermosas niñas, de 6 y 4 años. Nuestras vidas cambiaron hace más de 3 años en 2020 cuando a Jacinto le diagnosticaron insuficiencia renal. Su necesidad inmediata de diálisis significó que ya no podía trabajar, lo que causó que dependiéramos de familias y amigos. Le hicieron más estudios los cuales revelaron que Jacinto tenía cáncer de mieloma múltiple, lo que provocó daños en sus riñones. Desde ese momento, él estuvo recibiendo tratamientos de quimioterapia también.

Durante este momento difícil, estuve al lado de Jacinto mientras enfrentábamos numerosos desafíos. Tuvimos que mudarnos a una nueva casa y atravesar una serie de dificultades además de todo lo demás que estaba sucediendo en nuestras vidas.

Jacinto fue un padre y esposo excepcional, y su influencia tocó a todos los que conoció. Lamentablemente, su enfermedad le impidió asumir plenamente su papel de padre: no podía moverse, jugar con nuestras niñas, cargarlas o llevarlas al parque como solía hacerlo con nuestra hija mayor. Confío en mi fe para que me guíe durante este período difícil, especialmente porque mis hijas se han quedado sin la presencia de su padre.

El apoyo que hemos recibido de amigos y seres queridos, tanto espiritual como emocional, ha sido invaluable y por eso estoy increíblemente agradecida. Mientras afronto el proceso de organizar el funeral y el entierro, me encuentro en la necesidad de recibir ayuda financiera para afrontar estos gastos. Cualquier ayuda durante este momento difícil significaría mucho para nosotros.