Fútbol Refugiado

El mundo es una pelota...

A principios de este curso, nos propusimos crear un espacio en el que un grupo de personas refugiadas nos pudiéramos juntar para hacer algo sencillo, pero muy importante: jugar al fútbol.  Así, de la mano del Grupo de Acción Comunitaria y en colaboración con la red Sira, lanzamos una convocatoria para que se pudieran apuntar las personas que se acercaran a los recursos de estas organizaciones.

Cuando decidimos hacer realidad esta idea, nos juntamos y empezamos a entrenar en la calle sin recursos y con apenas dos balones. Ese pequeño sueño que empezó hace unos meses no ha hecho más que crecer.

Cada viernes nos juntamos en alguna pista de Vallecas y abrimos los entrenamientos a todas las niñas y niños del barrio que quieran jugar también. El fútbol nos permite encontrarnos con nuestros iguales y con nuestros diferentes, compartir los sufrimientos del cuerpo y de la mente y nos proporciona ser parte de un equipo en el que se hablan muchas lenguas. Después del ejercicio, reponemos con algo de fruta y nos contamos cómo hemos pasado la semana.

Para dar soporte al equipo y garantizar que nuestro sueño se siga cumpliendo necesitamos juntar algo de dinero que nos permita pagar materiales y equipación, ya que algunos carecen hasta de botas, poder retribuir de manera digna a los compañeros que nos entrenan todas las semanas, garantizar algo de merienda para todas las personas que participan en los entrenamientos y conseguir pagar una inscripción en alguna liga y así compartir nuestra experiencia con otros equipos.