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Guatemala volcano (La Trinidad)

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(Spanish translation below)

On June 3rd, the Volcan de Fuego in Guatemala, located between Antigua and Escuintla, erupted. Pyroclastic flows of ash accompanied by hot gases raced down the volcano at high speeds, and small towns such as El Rodeo and Los Lotes were essentially destroyed. At least 65 people were killed; I suspect that number will be over 100 by the time this is over. Thousands were displaced.

Here’s a google maps link to the affected area. Obviously, the sattelite view comes from before the disaster. The volcano is to the northwest of this map. The main pyroclastic flow emerged southeast following the existing rivers. Where those split in two, the flow was more chaotic, and hit the town of El Rodeo in between those two more or less head on. The smaller town of Los Lotes, just to the north, was hit even harder. The image above of the buildings and trucks is located in between the Antigua Golf Club and “Granja Porcino Toledo”, both visible/labeled in Google Maps.

From 2003 to 2006, I lived in La Trinidad, located in between El Zapote and El Rodeo, visible at the south edge of this view. La Trinidad was not directly hit by the dangerous pyroclastic flow but it has nevertheless been buried in fallen ash and evacuated.

La Trinidad is a community of returned refugees. During the Guatemalan civl war in the 80s, the genocidal campaign of the government forced them to flee from their home in the west of the country across the border to Mexico. There in Mexico, strong community organization was an essential survival strategy, as they built relationships with local communities to find work, with the local Catholic Church to help build a voice capable of articulating their concerns, and with NGOs and the UN High Commissioner for Refugees to establish their legal status in the country and get logistical aid in rebuilding their community as they were forced to move several times. After the peace accords in 1996, the UNHCR helped them buy a coffee plantation in the south of the country, an area less affected by the civil war.

They maintained their strong community organization through such structures as their new coffee cooperative. Their coffee and agricultural land has now been badly damaged through ash-fall. It will surely be fertile again soon, but in the mean time, they will probably need to invest thousands of quetzales per family — tens of thousands of dollars overall — in rebuilding their houses and restoring their agricultural land. Also, some members of the community were in the harder-hit areas during the eruption; we know of one family where two people who were selling shoes in El Rodeo had serious burns and one of them was charged over $1500 for a single night of emergency treatment in a private hospital. Obviously, given local incomes, this is a lot of money.

My wife and I became connected to this community through her undergraduate thesis research in anthropology. She had also grown up as a refugee in Mexico, although her more-urban experience differed from the rural story of La Trinidad. After she finished organizing a community mural for her thesis, the town approached us to ask our help in opening an afternoon middle school in the same rooms as the elementary school in the mornings. We organized and taught at the middle school for two years, and that school still exists (though classes are of course interrupted by the eruption). Our daughter was born while we lived there.

When disaster strikes, direct assistance is often the most effective. The problem is that it can be difficult to know how and where to give such direct assistance. When there is an existing community structure, this is ideal; I believe such organization is exactly what it takes to avoid corruption and use the funds efficiently. La Trinidad is not the hardest-hit community by this eruption; those are El Rodeo and Los Lotes. But in my opinion, La Trinidad, because of its pre-existing organizational solidarity, is where my support can do the most good.

The bulk of any money we raise will be transferred directly to the Coffee Cooperative. This is a community cooperative; the current legal representative is Simon Camposeco. Insofar as we become aware of direct medical expenses that have not been covered by other organizations, we may give some small fraction of the funds to cover these; this may end up including people from El Rodeo and/or Los Lotes insofar as we can verify their cases. In no case would that be more than 1/3 of the funds we raise.

Every amount helps. This campaign will help all of the hundreds of families in La Trinidad, and in many cases just being able to get a change of clothes or some diapers for a baby can make a big difference. Larger amounts will help begin the difficult task of rebuilding and repairing the damage.

El 3 de Junio, el Volcán de Fuego en Guatemala, entre Antigua y Escuintla, hizo erupción. Flujos piroclásticos de ceniza, acompañados de gases calientes, corrieron para abajo, destruyendo los pueblos de El Rodeo y Los Lotes. Por lo menos 65 personas se han muerto, y sospecho que este número montará a más de 100 antes de que eso se acabe. 

Aqui hay un enlace de Mapas Google del área afectada. Obviamente, la vista satelital viene de antes del desastre. El volcán se encuentra al noroeste. El flujo piroclástico bajó hacia el sureste siguiendo los rios que se ven en el mapa. Donde esos se dividen en dos, el flujo se volvió más caótico, golpeando el pueblo de El Rodeo entre los dos. El pueblito de Los Lotes, un poquito al norte, recibió el golpe aún más  directamente. El imagen de arriba, de los edificios y trailers soterrados, se ubica entre el club de golf de Antigua y la "granja porcino Toledo", ambas visible en Google Maps.

Entre 2003 y 2006, mi familia vivió en La Trinidad, entre El Zapote y El Rodeo, visibles en el lado sur del mapa. La Trinidad no se golpeó directamente por el flujo piroclástico, pero sin embargo se le ha caído una capa de ceniza/arena y han tenido que evacuar.  

La Trinidad es una comunidad de refugiados retornados. Durante la guerra civil guatemalteca en los 80, la campaña genocida del gobierno les forzó huir de sus hogares en el oeste de Guatemala hacia México. Allí, su nivel de organización comunitária fue una herramienta de sobrevivencia esencial. Forjaron relaciones con las comunidades mexicanas para encontrar trabajo, con la iglesia católica para fortalecer su voz y articular sus necesidades, y con ONGs y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) para establecer su estatus legal y obtener ayuda logística para reconstruir su comunidad mientras se tuvieron que desplacarse varias veces. Despues de los acuerdos de paz en 1996, el ACNUR les ayudó comprar una finca de café en el sur de Guatemala, una área menos afectado por la guerra, para su retorno.

Mantuvieron su fuerte organización comunitaria a traves de estructuras tales como su cooperativo de cafe. Sus terrenos de café y de agricultura ahora se han dañado por las cenizas del volcán. Seguramente pronto será otra vez fértil, pero mientras tanto, tendrán que invertir miles de quetzales por familia — decenas de miles de dólares en todo — arreglando sus casas y redimiendo sus siembras. Además, algunos miembros de la comunidad estaban en las áreas más directamente golpeadas cuando la erupción; sabemos de una familia con dos personas que estaban vendiendo zapatos en El Rodeo y que les están cobrando 12000 quetzales por una noche de tratamientos de emergencia en un hospital privado. Obviamente, en vista de los salarios locales, eso es mucho dinero.

Mi esposa y yo nos conectamos con esa comunidad a traves de sus investigaciones de tésis de licenciatura en antropologia. Ella también creció como refugiada en México, aunque su experiencia fue más urbana que el de la gente de la Trinidad. Cuando se acabaron sus investigaciones, la gente de la Trinidad nos pidieron ayuda abriendo una escuela básica (nivel medio) en horario vespertino en las instalaciones de la escuela primaria. Organizamos y fuimos maestros de esa escuela durante 2 años. Aún existe, aunque por supuesto las clases se han suspendido por la evacuación. Nuestra hija nació mientras vivíamos allí.

Cuando llegue un desastre, yo creo que la ayuda directa es lo más eficaz. El problema es que puede ser difícil saber cómo y dónde dar tal ayuda. El caso ideal es que ya haya organización; creo que es exactamente lo que se necesite para evitar la corrupción y para usar los fondos de manera eficaz. La Trinidad no es la comunidad más golpeada por esa erupción; esas son El Rodeo y Los Lotes. Pero en mi opinion, La Trinidad, por su nivel de solidaridad y organización, es donde mi apoyo puede ser de mayor ayuda.

La mayor parte de cualquier dinero que se junte aquí se va a transferir directamente a la cooperativa de café de La Trinidad. Es una cooperativa comunitaria, que actualmente tiene por representante legal don Simón Camposeco. En tanto que nos enteremos de otros gastos médicos por heridos del volcán, que no se han cubiertos por otras organizaciones, puede que demos una fraccion de los fondos para tal fin; eso puede incluir a personas de El Rodeo y/o Los Lotes si podemos verificar sus historias. En ningun caso dariamos menos que 2/3 a la cooperativa de café.

Cualquier cantidad es una ayuda. Es para todos los cientos de familias de La Trinidad y en muchos casos el solo hecho de recibir un cambio de ropa o unos pañales hace una gran diferencia. Sumas mayores pueden servir para empezar con el trabajo difícil de reconstruir y reparar lo dañado.
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Jameson Quinn
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